Trinidad, a tus pies

Cuando nazca un nuevo día y despunte el alba, así como el sol nace  cuando el dolor se transforme en gloria, el aíre traerá escrito la palabra “Trinidad”, en una dulce y etérea poesía  que se perderá en mi corazón. Que no sabrá si latir en mi o en San Pablo.

A tu nombre me encomendaré, igual que se encomiendan los cientos de malagueños que confían en ti. Tu nombre es y será mi escudo y estandarte de fe; de Dios Padre, Hijo Cautivo y de Espíritu Santo que como Trinidad arderá en mi corazón.

Cuando lluevan pétalos del cielo, cuando surjan alabanzas de las gargantas de sus vecinos, cuando el aire se llene de vivas…sabré que ha llegado la hora. Me revestiré de tu color y saldré a tu encuentro.

Sonará Alma de la Trinidad y habrá nacido un nuevo día, estará atardeciendo pero en la Trinidad habrá amanecido de nuevo.  Bendita seas Virgen de la Trinidad, que generación tras generación Málaga entera te espera porque saben que tú eres luz en la oscuridad.

Madre del Cautivo, Madre de Sol y Señora de la Vida….ante ti me arrodillaré permitiéndome que te entregue los secretos que encierra mi alma y se queden a vivir bajo tu manto.

Se ha tornasolado el anochecer en un perfecto eclipse de oro, fuego, terciopelo y encaje.

Céfiro traspasará la noche con aroma a incienso y gloria mientras los sones de la banda Trinidad Sinfónica endulzarán el aíre con sus notas.

Las campanas tañerán al unísono de las cientos de plegarias que anticipan el final; promesas colmadas de primavera que se quedarán a habitar entre los muros de San Pablo, esperando nuevamente la Gloria de la Trinidad.

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